'Quiero que estés conmigo. No hablo de hoy, ni de un rato. Hablo de un siempre religión. Un siempre en el que uno cree sin necesitar pruebas susceptibles a los cinco sentidos.
Quiero que seas quien me diga que no desista, incluso cuando el motivo para hacerlo sea superior a tu palabra. Atá mis manos y mis pies, callá mis lamentos. No me permitas ser alguien que en verdad no quiero ser.
No quiero que busques entenderme, sino aceptarme. Los actos de muchas personas a veces nos resultan incomprensibles, por más racionales que sean.
Quiero darle su merecido lugar a cada pelea. Gritarte mucho y que me grites. Y entonces decirte que en verdad no te quiero sin mirarte a los ojos. Correr tan lejos hasta el punto en que tu voz se haga inaudible. Y darme vuelta para confirmar que estás ahí, que siempre estuviste ahí. Que juntos vencemos el orgullo antes de que atine a dar pelea, y que lo hacemos simplemente porque tenemos una razón.'
No hay comentarios:
Publicar un comentario