25 jun 2011

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Las cosas que no terminamos de superar en el pasado se vuelven algo así como fantasmas. A veces nos mareamos en el presente y no entendemos por qué. A veces sólo nos sentamos a esperar que todo cambie, sin buscar el verdadero problema y mucho menos, idear una solución. Y no es más que el pasado que aún convive con nosotros. El pasado que nunca dejamos ir. Quizás de forma involuntaria, o quizás no. Las palabras que no dijimos, los momentos que no vivimos, los que sí y de los cuales nos arrepentimos. El perdón que nunca se regaló, el adiós que no se consumó. Los capítulos que no cerramos continuaron escribiéndose, los recuerdos que no descartamos hoy están intactos.

Es un problema la nostalgia de lo que no pasó, es un problema el recuerdo de todo lo que ya murió. Sí, es un problema

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