6 jun 2011

Aceptación

El agrado que uno se tiene a sí mismo, generalmente va acompañado del nivel de aceptación percibido de los demás. Uno muchas veces encuentra que sus relaciones con algunas personas no son satisfactorias, entonces comienza a preguntarse dónde está el verdadero problema. Quizás sea la manera de pensar, las costumbres, la falta de paciencia o las palabras que tanto se piensan y nunca se dicen. O quizás vaya más allá de todas aquellas cosas. Tantas veces me lo pregunté. Tantas veces modifiqué mi comportamiento con el objetivo de generar una posterior reacción, y así, suprimir la incertidumbre y estar en condiciones de considerar esfuerzos inútiles o continuar esa lucha dolorosa: la de ser aceptado. Y uno se focaliza tanto en eso, que no advierte lo que es verdaderamente importante. Lo que hace a la fuerza, a la intensidad del argumento. Uno no percibe que no alcanza con amarrar la soga y tirar con fuerza, si no hay nadie del otro lado oponiendo resistencia. Es insuficiente, y además, no sirve.



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