11 may 2011

Antes de ser varicela, fui persona

A modo de auto-lección sostengo lo mismo de siempre: esperamos que los demás actúen regidos por los mismos valores que nosotros. Confiamos en que los buenos actos son costumbre popular. Ignoramos la diversidad de costumbres que coexisten hoy, o por alguna extraña razón, queremos hacerlo.

El otro día le pregunté a un amigo en qué pensaba cuando se sentía triste. Me contestó: ‘en que todo pase rápido’. Creo que no hay respuesta más sincera. La única razón por la que toleramos esos momentos es simplemente la convicción de que algún día llegarán a su fin.

Hace un par de meses le pregunté a una chica algo sobre su teléfono Blackberry y me contestó que le había cambiado la vida. ¿Soy yo el problema o su vida es descartable?

Soy tan tan tan tan tan ingenua, que pensé que cuando una amiga me decía: ‘voy a estar siempre’, realmente iba a estar siempre…

No me gusta hablar en una misma hoja de un malestar, un pensamiento, un sentimiento y una duda. Sinceramente no me gusta mezclar cosas que no guarden relación, pero no dispongo de mucho tiempo, dado que tengo que vaciar mi cabeza para introducir contratos y pactos de reventa y por más que quiera explayarme sobre cada cosa, el mismo no me alcanzaría.

Me estresa usar muchas comas en una oración, por lo que me niego rotundamente a releer la oración anterior. No, no soy de esas personas que se estresan por cositas. No no, para nada.

Cuando creo que nada puede ser peor, me percato de que soy inmune a la cafeína. (Me inclino en dedicarle esto a un compañero molesto de la facultad, que suele resaltar mi capacidad de queja)

Si alguien pretende encontrarle sentido alguno al título, que no se tome la molestia. Es simpático nomás.

Sólo una cosa me hizo feliz el día de hoy, y acabo de hacerla.

No hay comentarios: