4 ago 2010

Entre quimeras

Muchas veces lo que perturba al ser humano es saber que un momento feliz no es eterno, aún sabiendo que, naturalmente, nada lo es. Un momento feliz no se espera, simplemente llega sin avisar, y uno lo califica como tal una vez que se retiró, que expiró, que ya no está. Muchos deseos se rigen en perpetuar cada uno de dichos momentos, sin importar la vía del deber, y la distancia que haya con la del querer. Si algo te hace feliz, no hay lugar a objeciones ni a cambios. Sólo va a dejar de recibir tal cualidad en la medida en que varíe la forma en que yo lo perciba. El cambio está dentro mío. El momento o situación, permanecerán intactos.

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