Me pasa de anhelar algo que al día siguiente no me importa, me pasa de cambiar mi ánimo en tan solo segundos, me pasa de sentirme perdida y no poder sobrellevar lo que llega y lo que aún falta llegar, de hacer cosas en el momento por miedo a que no haya más tiempo. Nadie nos promete un mañana.
Siempre existen esos momentos, que destacamos de la rutina, a los cuales les otorgamos cualidades y hacemos únicos. Particularmente, no hay nada como una tarde con amigas, una visita a la abuela lejana, una canción de Arjona para mis momentos de reflexión, una buena siesta después de estudiar, una clase de danzas...
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