27 nov 2007

ser y padecer


Creo que la vida me da más de mil razones para no sentirla vida, pero a su vez tantas oportunidades para tomarle el gusto. Dieciseis años y diez meses y medio; WOW. Muchas veces no logro entender por qué son tan grandes las diferencias entre la niñez y la adolescencia. De chica no me cuestionaba nada, me limitaba a analizar simplemente lo que llamaba mi atención y no traía complicaciones. Hoy conozco la palabra ‘problema’, y sé que va acompañada del verbo ‘asumir’, hoy compruebo que verdaderamente se sufre por amor (tal como veía en las novelas), observo que el mundo se quitó el disfraz, que yo opté por dejar de mirar y comenzar a ver. Puedo dar vueltas sin siquiera moverme, siento mis latidos a un ritmo distinto. Hoy me miro al espejo y sé quien soy, intento apaciguar mi indecisión y mi gran debilidad. Hoy quiero y me interesa vivir en un país mejor, y tengo bien en claro que para ganar, siempre hay que arriesgar. Sé que muchas veces no demuestro lo que siento y que la seriedad a veces opaca mi mirada, pero sé que puedo. Sé que puedo despreciar lo menos posible lo que me tocó ser y padecer. Hay cosas que no pueden evitarse, y hay cientos de piedras dispuestas a hacerme tropezar, pero si la convicción es grande, entonces me siento grande. Algún ser querido puede ya no estar, las mariposas al estómago quizá no vuelvan más, hasta mi ingenuidad puede llegarme hasta la coronilla, pero la vida sigue, y es única.

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