4 nov 2007

la debilidad ante todo


El viernes lo confirmé: es realmente deprimente atravesar una plaza. Todas parejas de la mano, sentados en los bancos, en su mundo, mundo que comparten. Sí, es un recordarme ‘mirá lo sola que estás’, que eso no lo sentís, eso no lo vivís, eso está tan lejano a vos. Y no, no miento ni exagero (todavía no escribo discursos políticos ni parodias), simplemente soy realista, aunque me duela. No quiero acostumbrarme a esto, pero ya me resigné. Todas las mañanas me despierto y me propongo que no me importe, al llegar la noche me doy cuenta de que no pude, no puedo, y es inútil que lo vuelva a intentar, sin embargo lo hago. Quizás esto no le afecte a muchas personas ya que no todos vemos la felicidad en los mismos lugares, pero todos tenemos nuestros puntos débiles, de eso estoy completamente segura. No puedo negar que por momentos pienso que las cosas podrían cambiar, porque tarde o temprano todo puede cambiar y es algo que observamos en la vida cotidiana, pero como dice la canción (‘todo este tiempo vivido me sirve de ejemplo para no volver a caer’), el tiempo vivido hace que ‘esos’ momentos se esfumen y vuelven a formar parte de la nada.

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