29 oct 2007
creer
No necesito más que silencio para estar en mi mundo, con mi propia soledad y escribir. Los tiempos van a mil, los problemas vienen y se van, surgen las dudas, y renacen los sentimientos a flor de piel. Me refriego los ojos, uno que otro bostezo, me acomodo el flequillo cuando alcanza a rozar mis pestañas, tomo postura (siempre que lo recuerdo) y mis ideas me marcan el rumbo. Puedo saber el principio de lo que voy a escribir sin saber a dónde llegaré, y viceversa. ¿No pasa en la vida real eso también? Quizás sea porque nuestra vida, nuestra historia, la escribimos nosotros mismos. Podemos creer en el destino, en la buena o mala suerte o quizás en un dios aparte, y eso es porque tenemos la posibilidad de elección; nadie nos obliga a creer, depende de nosotros mismos, entonces, escribiendo o no, ¿no somos artífices también? Creo que si no fuera así tendríamos dos o más vidas, si una vida nos deprimiera la desecharíamos y continuaríamos utilizando otra, salvo que el destino, la suerte y nuestro dios aparte quieran que nos resignemos u optemos por aceptar lo que nos toca. En conclusión; es individual y depende de cada uno, si sos de los que hasta les cuesta decidir si ponerle azúcar o edulcorante al café (me incluyo) entonces queda la opción de simplemente dejar que las cosas sucedan, sea quien sea el autor de éstas.
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