30 ene 2012

Razones que me hacen odiable.

Tengo complejos. Soy consciente de que TODAS las mujeres los tenemos, y hasta algunos hombres también. Pero tengo una lista demasiado larga, creo que cada día genero uno nuevo. Algunos, incluso, son graciosos (tengo una ceja anarquista, por ejemplo)

Soy excesivamente puntual y me altera de forma importante no serlo. Y con puntual me refiero a llegar diez minutos antes, por si acaso vio.

Hay días en los que no tengo sentido del humor. No quiere decir que esté de mal humor, pero por ejemplo, puedo poner Los simpsons en la tele y no reírme. Hasta me ha pasado con The big Bang theory. Es una especie de seriedad que no sé de dónde sale.

No soy una enferma de los celos, pero que los padezco y sufro, seguro.

Tengo un temperamento bastante tranquilo. Metafóricamente hablando, si se corta la luz, prendo una vela. Ah no, ¡pará! Eso es bueno. Descartémoslo.

Si estoy muy embobada con un libro puedo hasta cancelar planes para quedarme leyéndolo. Y si presiento que van a asesinarme por eso, me lo llevo y lo leo en el camino. Y cuando los demás no me miran.

No comparto el amor que siente la mayoría de la gente por el fútbol. Y los platenses por gelp/edlp. Pero asumo mi rareza, sí señor.

Soy obsesiva con la prolijidad y con tener buena caligrafía. Lo único que me permito tener desprolijo es todo lo que sea numérico. No sé si es algo malo pero tal vez molesta, ni idea.

Soy sensible desde un ojo hasta el dedo gordo del pie. Lloro con cebolla, sin ella, con libros, películas, ejercicios de matemática. No dejo pasar un acontecimiento de mi vida sin llorar. Y no sé, me contaron que adelgaza (¿)

En mi casa soy la que determina qué gastos son innecesarios. Y a la que nadie escucha, claro. Hay una fuente de agua en el living que considero un gasto terriblemente innecesario que hasta incluso, genera problemas visuales. Desde que llegó, persiste en mis pesadillas.

Tengo paciencia, pero no esa paciencia que se necesita para armar un rompecabezas de 2000 piezas. No sé cómo hace esa gente, ¡NO SÉ! Yo me imagino revoleando todas las piezas y yendo a hacerme un té de tilo.

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