Cada sensación

A sabiendas de lo cursi que puede llegar a sonar, me duele el corazón. A tal punto, que imaginé que soñaba lo siguiente (sí, lo imaginé, no llegó a ser un sueño): le contaba mi patología a un profesional (no imaginé ningún rasgo del mismo) a lo que respondía sin dudar: ‘y cómo no te va a doler, mirá cómo está’ e instantáneamente mi corazón estaba ante mis ojos, podía apreciar cada golpeadura, cada parche y curita, cada hematoma y también cada cicatriz. Lo veía todo con tanta claridad, como si lo viera por primera vez. Y en ese mismo momento, mi cabeza se inundó de preguntas. Traté de pensar, de aclarar ideas, de meditar e incluso evaluar respuestas. Fue como inhalar preguntas y exhalar confusión. Volví a mirarlo. ¿Por qué dejé que esto pasara? Y fue saber de antemano que ese interrogante no tenía respuesta. Fue rendirme una vez más.

{ HOY quiero seguir bailando - Teatro Luz y Fuerza - 7.30 pm }