Ese día va a llegar. ¿Realmente va a llegar? No es por ser una persona negativa, sino que soy optimista y sé en tan solo unos segundos pueden modificarse cientos de cosas y el día que promete ser EL día, tal vez no lo sea, tal vez sea un día como cualquiera. Con todas mis fuerzas quiero que llegue, pienso en él las veinticinco horas al día (sí, hasta me inventé una hora porque veinticuatro nunca son suficientes) sé las cosas que pueden pasar, y todo lo que puede llevar a que no sea el día que tanto espero, lo sé y es por eso que tengo miedo. Es realmente injusta la felicidad. Cuando superaste aquel obstáculo que te costó tanto, sentís tal satisfacción que no te das cuenta, de que ni bien esbozaste una sonrisa se vinieron cientos de obstáculos más! Cuando creés que de una vez por todas, vas a estar con ESA persona, aunque sea por cinco minutos, pero la vas a tener a tu lado, y vas a vivir los cinco minutos de tu vida más hermosos porque van a ser con esa persona que esperaste, que esperás y…que vas a seguir esperando. Porque todo se desmorona, de manera inevitable aparecen ‘cosas’ que impiden, de una u otra forma, que eso pase. Una de cal y una de arena. Así se maneja mi vida, prácticamente.
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