
Este verano me percaté de que a veces la realidad se las ingenia para superar a la imaginación. Uno muchas veces estandariza, tanto a personas como a situaciones, quizás sea por la simple manía que tenemos los seres humanos de prejuzgar. Pensamos que nos las sabemos todas, y que por las incontables experiencias vividas SABEMOS AÚN MÁS. Está bueno desechar todo tipo de boceto, de vez en cuando, y dejarse sorprender.
Vuelta a la rutina, una vez más.
1 comentario:
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Prejuzgar no es una manía, es un ejercicio que se realiza buscando acomodar lo que percibimos en base a nuestras concepciones previas.
Luego, sí, como usted dice, se trata de la apertura que uno tenga para reacomodar estas estructuras de pensamiento a través de vivencias nuevas.
Y, claro, el proceso... puede ser sorprenderse.
¿Me salió muy de docente?
Hábitos... "rutinas", jeje
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