9 jul 2009

Decisión

Hay algo que sucede continuamente en la vida: el momento de la decisión. Tanto la decisión rutinaria como la imprevisible, la relevante como la que tiene poca importancia, la extraña como la natural. Día y noche, mañana y tarde, estamos sometidos a oportunidades de decisión. Enfrentamos el riesgo, la incertidumbre y también aquellos acontecimientos inesperados. Y por qué no, aquellos rasgos de la personalidad que influyen de manera importante, tales como la seguridad y la confianza en sí mismo. Tomar decisiones forma parte de la vida. Teniendo dos o cien alternativas, siempre se conlleva a una decisión. ¿Y qué hubiese pasado si mi decisión hubiese sido otra? Es esto también rutina. Como seres humanos que somos, creemos conocer tanto, desconociéndolo por completo. Hay cien alternativas más, y las desconocemos. Otros cien resultados más, que para nosotros son imperceptibles. ¿Qué hubiese pasado si no le hubiese hablado aquel día? Tal vez no seríamos amigos, ¿qué hubiese pasado si no fuéramos amigos? Tal vez no hubiese pasado una linda tarde ¿qué hubiese pasado si no hubiese disfrutado de una linda tarde? Tal vez me hubiese deprimido ¿Y qué hubiese pasado si me hubiese deprimido? Tal vez hubiese llorado ¿Qué hubiese pasado si hubiese llorado? Tal vez ahora tendría arrugas…Y podría seguir de manera infinita, con una infinita suma de palabras e indefectiblemente, con cantidades y cantidades de decisiones. Si esto no hace interesante a la vida, ¿entonces qué? Saber que siempre va a haber una decisión más que tomar y montones de resultados por evaluar. Más palabras para agregar, más dimensiones por conocer, más cosas por aprender, y un momento, como éste, para comprenderlo todo (¿o en parte?).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos pasamos la vida queriendo elegir, y no es tan fácil.

Patricio dijo...

Mientras más se piense en lo que pudo haber sido menos se disfruta lo que puede ser, lo importante es elegir algo con la seguridad de estar aferrándose a lo correcto, a lo indicado.
Si el temor sobrelleva a no decidir, nos privamos de ser libres y eso es una condena bastante lacerante.

Saludos. Sí, prometo (¿nuevamente?) pasar mas seguido por acá.