19 jun 2008

Reconstrucción, te espero.




En agosto del 2007 dije:

Es tan lindo dar sin esperar nada a cambio. Hacerle bien a las personas que querés, robándoles una sonrisa, dándoles un sabio consejo, guiándolos por el camino que creemos correcto. Y te sentís bien, te sentís increíblemente bien y además, sabés que hay gente que piensa como vos, y que hace cosas por vos que quizás ni te das cuenta. Pero llega un momento en el que sentís que sólo podés hacer el bien en los demás, porque hacer el bien por vos mismo te resulta casi imposible. Sentís que sólo vivís de absorber vida de los demás, que sólo sos 'feliz' de consumir 'felicidad' ajena. Vida y 'felicidad' que no robás, que compartís por el simple hecho de necesitarla para seguir. Y en mi opinión, esta es una de las formas mediante las cuales nos autodestruimos: implementando en los demás algo que no podemos implementar en nosotros mismos. Esto es lo que genera que pienses que la vida es injusta y que los buenos momentos tan sólo son pasajeros, que es un juego que presenciás, pero que nunca vas a poder jugar. Obviamente cualquiera que lea esto lo considerará erróneo, pero el destruirte consiste también en cambiar tu forma de ver las cosas; si te estás derrumbando no pensás que vas a levantarte, los acontecimientos y las cosas que se te cruzan en la cabeza en ese momento no dan pie a que pienses que te vas a levantar. Ni siquiera el pensar en tus seres queridos lo logra, te sentís solo, incomprendido. Sentís que si estás solo es porque vos mismo sembraste esa soledad, sentís que nadie puede entenderte ni darse una mínima idea del dolor que se siente estar así, que lo único bueno que rescatabas de tu vida ya no vale la pena. Sentís que si el día de mañana no estás, nada va a cambiar. Sé que no me expreso del todo bien, y si alguien lo lee no dudo que lo primero que piense es en lo equivocada que estoy (de hecho, en esos momentos se lo está, como dije anteriormente) pero sé que si alguien se sintió o se siente como me siento yo ahora, me va a entender. YYYYYY voy para adelante porque la vida es una sola, y todavía quiero reconstruirme.


Hoy también quiero reconstruirme.
Lo único que necesitaba era que estén conmigo, por el simple hecho de ser mis amigas de hace ya tantos años, y no que me anden con reproches pelotudos, vamos, inventen más problemas, que hay espacio, que hay tolerancia, que me faltan.
Soy la peor nieta del mundo, por ser sumamente egoísta no viajé por vos, no te di un abrazo, y ahora no puedo darte fuerza, quiero que estés como siempre, que sonrías y charlemos juntas, te amo abuela, sos la más linda del mundo.

2 comentarios:

Guille dijo...

Como dijiste, obviamente creo que estabas equivocada, y mucho.
Y tal vez el egoísmo ese que vos remarcás es el que te lleva a esos errores. Uno puede dar y recibir sin detener en ninguna parte el "flujo de felicidad".
Mejorate vos, y tu abuela también.

Besos

Anónimo dijo...

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Fuerza, señorita.

El camino a recorrer es un desafío.

Pero veré más lucha en quién anduvo perdido y con heridas en las rodillas, pero retomó rumbo, paso y senda.

"Solo podemos decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado"

Tolkien


Un abrazo, damita.