DEBO, QUIERO, PUEDO.

Cuando uno tiene la presión sobre la realización de algo, es cuando menos lo hace o por decirlo de una forma, lo hace sin motivación. Está más que claro que en la vida tenemos cientos de obligaciones que tenemos que cumplir, nos gusten o no. Obviamente tenemos la opción de no cumplirlas, pero hay que enfrentar las consecuencias que esto trae, que está demás decir que no son del todo agradables. Muchas veces uno, por cierta necesidad de vivir la vida ‘a su manera’, se olvida del DEBO y actúa con el QUIERO. Nuestra vida no tiene un 100% de ninguno, es una completa mezcla de quieros, debos y puedos. El DEBO viene de una obligación, el QUIERO de un deseo y el PUEDO, es una alternativa a ambos. Dicen que los excesos, sean de lo que sean, nunca son buenos y es aplicable a esto también. No es bueno el exceso de debo, ni el de quiero, ni tampoco el de puedo. Por ahí soy la única persona que se puso a pensar en esto porque quizás parezca irrelevante, pero en cierta forma me interesa, me interesa la idea de plantearme y replantearme antes de actuar; ¿lo hago porque DEBO, porque QUIERO o porque PUEDO? Y esto logra mostrarme cómo soy en tal momento y qué aspectos de mí tengo en cuenta.